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lunes, diciembre 25, 2006

Me pesque a mi hermanita mayor bajo el agua

Todo comenzó cuando mi cuñado en la empresa donde trabaja, se gano dos pasajes a Cancún con todos los gastos pagados. El y mi hermana nos entusiasmaron para acompañarlos, que aprovechando que a mi la empresa me debía unas vacaciones nos fuéramos los 4, para no pasear solos, pero la verdad el dinero no estaba muy abundante en ese tiempo. Mas mi cuñado, con una excelente situación dijo que podríamos dividir los gastos entre 4 y como mi mujer y mi hermana se llevaban tan bien, muy amigas, y la verdad nos hacia falta un descanso, decidimos acompañarlos.
Casi con una semana de preparativos nos encontramos los 4 rumbó a esos paradisíacos paisajes a disfrutar de una semana de mucha diversión. Ninguna de las dos parejas con hijos, casados hace pocos, buena situación, íbamos con todas las ganas de pasarlo bien y disfrutar al máximo.

La llegar no alojamos en un espectacular hotel, con vista al mar y ya a las 4 de la tarde, disfrutábamos de las fabulosas playas de México, alejado de nuestro trabajo y todas las preocupaciones.
Me llamo mucho la atención el bikini que mi señora se había comprado. Por lo general, o mejor dicho nunca la había visto usar un traje de dos piezas en el playa, pero quizás aprovechando la distancia de cualquier persona que la conociera, había puesto algo mas de preocupación a su vestimenta. Sin embargo, aunque ustedes no lo crean, mis ojos se acentuaron en el cuerpo de mi hermana. A sus 41 años, aun poseía un cuerpo exquisito, fabuloso, una mujer que todo hombre quisiera tener. Nunca supe por que mi hermana se había fijado en mi cuñado, quizás por su buen puesto de trabajo, pero aparte de eso, mi cuñado era c completamente diferente a ella, un tipo correcto, formal, sin ningún vicio y tampoco de aspecto era muy agraciado, bueno ,cada quien con sus gustos.

Los primeros días fueron fabulosos, playas de arenas blancas, mucha diversión, mucho alcohol, aunque nuestras respectivas parejas no nos acompañaban mucho. Mi esposa, hacía mejor pareja con Juan, el marido de mi hermana, poco sociable, no muy amiga de las fiestas o de los bailes, mientras que yo y mi hermana, hacíamos la pareja ideal, ambos locos, aventureros, se nos pasaban las copas en fin unas parejas disparejas. Era común que ambos se quedaran charlando mientras yo y mi hermana participábamos de todos los eventos y concursos que hacía el hotel. Cuando salíamos a bailar, bailaba con mi hermana hasta que quedábamos exhaustos y llenos de transpiración mientras Carla y Juan se bebían tranquilamente una copa en la barra. Por su puesto no teníamos ningún problema en compartir ambos, ya que ellos solo nos veían como dos hermanos locos disfrutando de ese paraíso al 100%.
Pero una noche en que estábamos en una fiesta de no se que, dentro del hotel nos encontramos los 4 bebiendo en una alejada mesa, ya siendo casi las 4 de la mañana. Ambos con mi hermana habíamos bebido más de la cuenta y la conversación giró en torno al sexo. Ambas parejas, sin pensarlo, concluimos que éramos completamente distintos. Como yo pensaba, mi cuñado era muy fome en la cama, mientas que mi hermana era de las mujeres que le gustan las largas sesiones de sexo, aventuras, juegos sexuales, cosas prohibidas. Carla, mi señora, por su parte era una mujer muy reservada a esos temas, incluso me sorprendió cuando dijo que ella gozaba conmigo siempre, pero siempre y cuando no fuesen muy seguidas las ocasiones. Yo eso lo tenía claro, pero decirlo, delante de otras personas, era muy desinhibido para ella.

Una salsa comenzó a sonar y ambos invitamos a nuestras respectivas parejas a bailar, pero como abran de suponer, ninguno de ellos quiso acompañarnos. Salí del brazo de mi hermana y nos pusimos a bailar una vez más. Ya el alcohol en ambos había echo efecto y notaba la cara de Juan muy molesto con mi hermana pro esa situación, pero no podía decir nada, ya que el que bailaba con ella era yo, su hermanito menor.
Pero el hermanito menor a esa altura de la noche, con una tremenda hembra al frente comenzaba a mirar a su consanguínea con otros ojos. Claudia era una mujer muy atractiva, en extremo sensual. Sus movimientos en el baile hubiesen dejado loco a cualquier hombre y este pobre ser humano no era la excepción.
Veía como sus grandes pechos se movían al compás de la música, como se movían sus anchas caderas, como con su cara de puta me miraba a los ojos, como al tomarla de la cintura su cuerpo se apoyaba contra el mío. La verdad me tenía bastante caliente, mas aun después de haberla escuchado que ella era leona en la cama, que siempre pedía más que buscaba las cosas prohibidas. Esas palabras justamente quedaron dando vueltas pro mi cabeza.
Los bailes continuaron y yo no perdía oportunidad de restregar mi cuerpo contra el de mi hermana. Mi verga estaba a 100 y aun siendo mi hermana, no me importaba si ella la sentía o no, solo la deseaba tener ente mis brazos, y también sabía que ella alo deseaba. Quizás de no haber estado con nuestras respectivas parejas, cada uno se hubiese dejado llevar mucho más, pero haciendo un gran esfuerzo, trataba de no violarla directamente en la pista de baile, por que con su mirada, poco menos me lo estaba pidiendo a gritos.
Bailamos como media hora sin detenernos y cuando ya estábamos exhaustos y la música se detuvo por unos segundos, me sorprendió mi hermana, cuando tomándome de las mejillas, me da un tremendo beso en los labios, y me toma de la mano para dirigirnos donde estaba mi cuñado y mi esposa.
Nos sentamos a la mesa, en ese alejado rincón. Juan al lado de mi esposa, y yo al lado de mi hermana. Mi hermana me abrazaba como si fuéramos novios y me besaba constantemente en las mejillas diciendo que lo estaba pasando muy bien. Yo por mi parte a tomaba de la cintura, con mi mano cada vez mas abajo, aprovechando la oscuridad del recinto sin causar ninguna sospecha entre nuestras respectivas parejas. Fue mi esposa la que quiso que nos fuéramos a acostar y por más que ambos insistimos que no, ambos se pusieron graves y nos llevaron a cada uno a nuestros respectivos cuarto. La adrenalina la tenía a 100 y mi calentura también. Quise follar con mi mujer pero la encontré algo molesta y a las finales terminamos discutiendo que como se podía poner celosa de mi propia hermana.
Al desayuno nos juntamos mi hermana y yo, y en una breve conversación que tuvimos antes que llegaran nuestras respectivas parejas le mencioné mi altercado con mi esposa y sorprendentemente ella también había pasado por lo mismo con su marido.
Desayunamos los4, en un ambiente algo tenso, con poca conversación, hasta que mi hermana sugirió que arrendáramos un bote o yate y nos adentráramos al mar. A los 3 nos pareció buena idea, ya que mí cuando era un fanático de la pesca mientras que mi señora una fanática de tomar sol mientras que yo con mi hermana pensamos que eso era muy aburrido y antes de salir, arrendamos unos equipos de buceo, para entretenernos durante el viaje.
Nos encontrábamos los tres a la espera de mi hermana, sobre el bote arrendado, cuando de repente la veo aparecer, con una tanga que no había estrenado. La verdad se veía fabulosa, de color verde encendido, sus anchas caderas moviéndose a cada paso que daba, con un sostén que apenas podía contener las tremendas tetas que se gastaba. Envidié con locura a mi cuñado, como tenía la suerte de tener semejante mujer y como no la aprovechaba como ella se merecía.

Nos adentramos al mar y cuando ya habíamos recorrido un buen trayecto, tiramos el ancla. Mi mujer ya venía hace rato tomando sol, mientras mi cuñado manejaba el velero. Mientras yo con mi hermana preparamos unos tragos, para amenizar el viaje. Mi señora no me dijo nada, pero mi cuñado le reprochó a mi hermana que fuera muy temprano para ponerse a beber y que además era peligroso si pensaba bucear. Al parecer hubo una pequeña discusión entre ellos, cosa que yo no me percaté hasta que poco antes de bajar, mientras nos poníamos los equipos, mi hermana me dice que ya la tenía cansada lo extremo de aburrido que era su marido.
Diciéndole que no se calentara la cabeza con tonteras nos sumergimos en las cristalinas aguas. Mi hermana sonreía en todo momento, mientras que yo no dejaba de admirar la hermosa mujer que me acompañaba a las profundidades. Su traje de baño parecía mas chico con la presión del agua y me parecía ver como sus pezones, aun estando el agua un poco tibia se endurecieron, notándose completamente a través de su bikini.
El descenso fue lentamente hasta que llegamos al fondo del mar. Sin soltarnos de la mano, parecíamos una pareja de enamorados, descubriendo un mundo completamente ajeno a nuestras vidas. Mas mis ojos antes de admirar todo ese hermoso paisaje, se fijaban mas en el cuerpo de mi deseable hermana. Como su traje de baño se destacaba en las profundidades del mar, como sus sostenes trasluciendo dos hermosos y grandes pezones, como su tanga se había metido en esas generosas y bellas nalgas que mi hermana tenía.

Era un espectáculo de mujer, mas aun recordando sus confesiones respecto al sexo la noche anterior, lo prohibido, sabiendo que su marido no la complacía, mas aun sabiendo que ella lo había buscado ayer en la noche y que había tenido que quedar con las ganas. Que hubiese dado yo por ayudarla a calmar sus pasiones.

Nos quedamos ambos mirándonos sobre esa blanca arena, a casi 30 metros de donde se encontraban nuestras respectivas parejas. Me imaginé haciendo el amor con mi hermana, más aun cuando la veía mirarme fijamente a los ojos y sonreír.
No se que me llevo a acariciar su rostro, y recibir de su parte una suave caricia por mi pecho Pensé que estaba soñando y le acaricie suavemente su brazo, respondiéndome ella con una suave caricia en mi vientre, mas una mirada que casi me lo decía todo.
Pensé que era un sueño y como en el mismo, pensé en no querer despertar de este sin sentir por primera vez los pechos de mi hermana. Sin dejar de mirarla, estire mi mano y se los toque suavemente. Esperaba una reacción negativa de ella, pero al contrario, llevándose las manos hacia atrás, soltó parte de su bikini dejándome sus hermosos pechos completamente antes mis ojos.
Mis ojos no daban crédito a lo que estaba viendo , mi hermana mayor, casada, con sus pechos al descubierto, bajas las tibias aguas de ese paraíso. No aguanté ni un segundo y mis manos por si solas buscaron esas hermosas carnes tantas veces deseadas. Sus pechos aun siendo tan grandes eran duros, divinos. Era algo fuera de este mundo, una situación que quizás ningún ser humano hubieses experimentado, no por el echo de hacerlo bajo el agua, si no con su hermana, bajo el agua.
No sabía que hacer , me moría de ganas de besarlos, hasta que no aguanté mas y saqué mi snorquer por unos segundos solo para poder saborear esas hermosas tetas. Mi hermana se dejaba llevar no oponía ninguna resistencia, quizás cumpliendo un de sus grandes sueños eróticos.
Sentí su mano tocándome entre las piernas, hasta que encontró la dura verga de su hermano. Como toda una profesional comenzó a masturbarme y queriendo ayudarla, me saque mi traje de baño.
Tal cual como yo había echo, sacó su esnorquer y me dio una fuerte chupada, aunque eso la hizo tragar un poco de agua. Era un sueño de ciencia ficción, no podía creer lo que estaba sucediendo.
Las palabras sobraban, no eran necesarias , perfectamente coordinados, como leyendo la mente del otro, mi hermana se desprende la parte de debajo de su bikini quedando completamente desnuda, se da vuela y se me ofrece.
Realmente eso era el paraíso, no paso ni un segundo y mi verga entraba en su totalidad dentro de mi hermana, una y otra vez. Me hubiese encantado escucharla gemir, pero con sus movimientos me mostraba lo mucho que lo disfrutaba.
Luego de un rato, ella cambió de posición y por señales entendí que quería que me acostara en la arena. Ella se montó sobre mi y tomando mi verga en su mano, la llevo al interior de sus piernas.
La sensación era increíble, el peso de mi hermana sobre mi cuerpo casi ni se sentía, solo sentía como su pubis me presionaba con fuerza mi verga haciéndome delirar de placer.
No sé cuanto rato habremos follado, pero una mirada al tubo de oxigeno me indico que este sueño tendría que acabar. Le indique con el dedo el marcador del oxigeno y asistiendo con la cara, comenzó a moverse mas rápido. No demoré mucho en acabar copiosamente dentro de ella, acariciando sus nalgas fuertemente sintiendo uno de mis mayores orgasmos de mi vida, y por la fuerza como ella me apretaba y se movía, supe que también había logrado alcanzar el de ella.
La parte entretenida de esto, fue que ella solo encontró la parte de arriba de su traje de baño. La tanga nunca la encontramos debiendo subir así al bote. La explicación que dio ella, ante nuestras respectivas parejas es que si prenda había quedado atrapada en un arrecife de coral y que no había podido sacarla sin romperla. Mi señora le facilitó una falda que llevaba y con eso regresamos al hotel. En el trayecto todo fue de lo mas normal, pero ambos sabíamos que desde ese momento, nuestras vidas cambiarían para siempre.